Cuando el capitán del barco dice que hay que levantar el ancla y zarpar, solamente hay que hacerlo.
Cuando el viento empieza a soplar, solamente hay que dejarse llevar y no perder de vista el horizonte.
Muy a menudo creemos que estamos en el camino correcto, pero por alguna razón, las velas del barco empiezan a virar al sentido contrario. Parece que estoy retrocediendo, parece que el tiempo y las millas que he navegado las perdí, pero no es así.
Dice la Palabra de Dios, que TODAS las cosas que le suceden a los que aman al Señor, son para su bien. Por eso, si hoy las velas del barco están virando, no te preocupes. ¡¡El tiene el control del barco y un propósito que cumplir en ti!!.
Arturo Quirós Lépiz |
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